lunes, 22 de enero de 2018

LA POLLERA NOS LUCE A TODAS



Una de las experiencias vernaculares más
hermosas que he vivido, fue el pasado 13 de enero, me engalané con el traje típico nacional.  Gracias al amor maravilloso de una amiga que -no solo me motivó a empollerarme- sino que se encargó que luciera una de las polleras más hermosas que he visto y que estuviera impecable desde el peinetón, hasta la hebilla del zapato.  Ese día amanecí, como si me preparara para vestirme de novia; emocionada y sintiéndome privilegiada disfruté cada parte del proceso.

Refresqué el recuerdo (desde la época del  Teatro Tía Dora) sobre el sentido de cada una de las prendas y tembleques que adornan el hermoso traje nacional, mientras escuchaba la explicación de las mujeres, que junto a mi se engalanaban y del estilista folklórico que nos emperifollaba.

Varias horas después, ya lista, caminamos el pintoresco pueblo de Las Tablas y descubría fascinada que se convertía en la gran vitrina real, de toda clase de polleras -de las más variadas y coloridas-de camisillas, chinelas y sombreros. Hombres y mujeres de todas partes del país, aglutinados en el terruño santeño, disfrutando de una de las fiestas, que a mi juicio, es de las más lindas a nivel nacional.


Desfile de Las Mil Polleras, Las Tablas 2018
foto: Ilka Banfield

Para mi era la primera vez que lucía en propiedad, nuestro vestido de gala con todas las de la ley y tengo que confesarles, que nunca me sentí tan hermosa ni orgullosa de mi panameñidad.  Eso me hizo tener además un gran respeto y conciencia, que si bien era el traje nacional, representaba la cultura de una región del país, por ende tenía que llevarla con mucha dignidad y respeto de lo que refleja un intercambio cultural de más de 500 años de historia.





Terminando una jornada maravillosa, de tuna, baile en la calle, paseo en carroza, y disfrute de todo lo mejor de la tierra azuerense, recibo un mensaje que me invitaba a lucir para el próximo año una pollera congo para exaltar la etnia negra.  Sin mencionar el comentario del día siguiente de un inepto: "las polleras le lucen a las blancas, a ella no".  Relaciono ambos comentarios, si bien el primero bien intencionado y el segundo, no; ambos son diversas formas de racismo o segregación.  Quien dice que por ser negra, debo llevar una pollera congo? o que no puedo lucir una hermosa pollera de gala y seguir siendo orgullosamente negra?.
Desfile de Las Mil Polleras, Las Tablas 2018
foto: Ilka Banfield

Hace falta que nos incluyamos que nos sintamos todos un poco negros, un poco indígenas, un poco blancos... porque a fin de cuentas, de eso se trata la panameñidad.  La pollera congo, no es solo de las negras; la pollera montuna, no es solo de las campesinas, la pollera de gala, no es exclusiva de las blancas de Azuero.  Son patrimonio  de todas las mujeres nacidas en este terruño, nos une, nos embellece, nos enriquece culturalmente. Es nuestro traje nacional, nos representa, habla de nuestra identidad.

Desfile de Las Mil Polleras, Las Tablas 2018
foto: Ilka Banfield










No podemos hablar de inclusión si nos autosegregamos, no podemos hablar de identidad si no reconocemos de donde venimos, lo que somos y lo que nos representa.  La belleza de nuestra raza es precisamente, la fusión de muchas.  Y a final de cuenta, no conozco una mujer blanca, negra, india, de la raza que sea, que no se vea hermosa con nuestra pollera, con nuestro traje nacional.


lunes, 15 de enero de 2018

MÁS ALLÁ DE LA SOBERANÍA

Después de 54 años del primer histórico 9 de enero....



Crecí en la frontera entre Panamá y Estados Unidos; sí, en un barrio emergente de los años 70 que se desarrolló al límite de la ciudad de Panamá con la zona del canal, Altos del Chase.  Mis amigos y yo crecimos jugando en la calle porque solo pasaban por allí los gringos o los carros que tenían permiso para ir a la zona. Recuerdo encontrarme al final de mi calle con un bosque exuberante y dos soldados norteamericanos custodiando una garita que impedía que los panameños pasáramos.

A mi generación no le tocó conocer a los mártires de enero, ni vivir su gesta patriótica, pero tuvo el privilegio de ver caer, cada una de las barreras que el enclave canalero había interpuesto a lo largo del tiempo. 

Ya no existen las garitas militares, ni los letreros de "NO TRESPASSING" recibimos -como estoy segura casi ningún país en el mundo- no solo tierras y bosques valiosos de vuelta a la tutela nacional, sino estructuras e infraestructuras valiosísimas, urbanismo modelo y como si fuera poco, un canal interoceánico. 

Antiguo edificio del YMCA en Balboa, Ancón
Como nunca la sociedad panameña, de todos los sectores y partidos políticos, se preparó y organizó para lograr a través de la planificación, que los bienes que revirtieran, dieran el mejor beneficio a todos los panameños y se aprovecharan de la mejor forma posible.

Lo cierto es que mucho de lo escrito, se quedó en planes y buenas intenciones, porque las áreas revertidas no se escaparon de la arrebatiña, la improvisación y de redefiniciones de uso, con el fin de venderse incluso a intereses que no representaban los mejores para el país, sino para algunos.

Hoy que se discute tanto entre el parangón que puede existir entre la lucha contra el imperialismo de ayer y la corrupción de hoy, mis pensamientos no se escaparon de esa reflexión.



Desde la firma de los tratados Hay Bunneau-Varilla, un país entero se unió entorno a su derecho legítimo de reclamar su soberanía, ante una presencia extranjera que nos trataba como usurpadores en nuestro territorio.  Considero que esa unión, a pesar de lo sufrida y compleja, fue más fácil a la que hoy se requiere: unir a todas las fuerzas e intereses diversos a luchar por una defensa de nación que aún no define que rumbo quiere llevar.  He ahí que cada quien analice la corrupción desde donde se ven afectados sus intereses.    

Corrupción para algunos es el funcionario que aceptó una coima para acelerar un proceso, pero no la del empresario, de quien dicen: "Pobrecito, el es víctima, si no su proceso no avanza"

Para otros es corrupción cuando el empresario compra hectáreas de terreno del Estado a centavos el metro, pero no de la Autoridad que lo permitió, porque "no lo impide la ley".  O cómo se llama cuando alguien promueve un desarrollo inmobiliario a sabiendas que no hay previsto agua, ni servicios públicos, que  de seguro se le quitará a una barriada existente (eso es inversión y desarrollo) y que después que el gobierno vea como resuelve

Y así nos vamos definiendo este nefasto término, desde la perspectiva individual pero no desde la colectividad, lo que ha afectado- entre otras muchas cosas- el manejo de los bienes revertidos, ya que acciones que se imponen, disipan los planes, diluyen la política de manejo establecida, y hace que se imponga el más poderoso sobre el débil, porque todo se justifica ante la frase: "El progreso no se puede detener".  En función de ese progreso y el crecimiento del PIB, justificamos lo que sea como sea y entre lineas se infiltra el flagelo de la corrupción.

Debemos determinar que queremos lograr de nuestra riqueza, como hacer que los bienes de todos sean para el beneficio de todos, sin paternalismo ni alcahueterías, que la inversión se haga con seguridad jurídica y transparencia, pero que no aplaste al que no tiene porque es más sagrado el derecho de quien invierte.  Parecen  sutilezas, pero son en realidad aspectos que provienen de una política que define Nación, que fortalece los principios de la Patria y le da dignidad a los protagonistas de su desarrollo



Mural en conmemoración a los Mártires del 9 de Enero,
realizado por el Kolectivo, Ave de Los Mártires
Entonces puedo decir, que aunque la lucha de nuestros héroes de enero y  de quienes les antecedieron, fue más estoica y emblemática, era más evidente su objetivo y por tanto atractivo sumar las fuerzas de todos hacia ello.  La nuestra por proteger los intereses de esa nación ambigua, que emerge y se desvía, que busca encaminarse y se pierde, que grita democracia pero a veces la mancilla, es -reitero- más difícil difinir, enrrumbar y defender, pero no imposible y es imprescindible hacerlo. Porque no creo que el sacrificio  de los mártires fuera para reemplazar un enclave sobre nuestro patrimonio, por su comercialización al mejor postor






Carta Abierta a Mi Hija (desde un Panamá minero)   Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacier...