domingo, 17 de junio de 2018

UNA MIRADA HACIA ADENTRO



Crecí con moños y trenzas que me tejían mi abuela y mi mamá; a los 9 años estaba desesperada porque me alisaran el cabello.  Soñaba con que se moviera "libre con el viento" y que los niños en la escuela no me halaran los moños, pero mi papá se oponía terriblemente.  

Fue cuando tenía 11 años y empezaba el segundo año de secundaria, que finalmente me deshice de lo que sentí que me esclavizaba y al fin mi cabello se movió libre con el viento.  Me sentía liberada e igual a mis amigas.

El pasado mayo, durante la celebración del mes de la etnia negra, decidí trenzarme el cabello con la técnica de croché para celebrar el día de las trenzas.  Jamás imaginé el impacto que esto tendría en la forma de verme y reconocerme.  Plashka quien usa su cabello afro desde hace varios años, me presentó a Ileana, otra chica con una historia maravillosa detras de sus trenzas y espectacular cabello rizado, pero que ademas es una artista del estilo afrodescendiente; puse mi cabeza en sus manos.

Durante las 4 horas que duró el peinado, conversamos de los procesos de autoreconocimiento de nuestra etnia en nosotras y por la que cada una había atravesado de diversas formas.  Cuando estuve lista, casi no me reconocía, me veía NEGRA.... Sí, siempre lo fui, pero el cabello, el marco de tu rostro, define muchas cosas, entre otras un estilo.  En Panamá considero que somos más hispanos, que caribeños y por eso nos diferenciamos de nuestros hermanos antillanos, en modos y costumbres, a pesar de ser también del Caribe.  Al trenzarme me sentí deslatinizada y 100% afrodescendiente.

Para el Festival de Africa en América, esa noche, me sentí como reina etíope y disfrute mucho "el flow";  sin embargo, el lunes cuando me vestí para trabajar, viéndome al espejo me dije: este peinado no combina con la ropa de trabajo"-tal vez acostumbrada a pensar que las trenzas son para la playa, vacaciones en Cartagena y símbolo de diversión y despreocupación... Pero, y por que no para trabajar?  Fue en ese momento, cuando me di cuenta que a pesar de que sentía que había superado lo que me hizo sentir en algún momento discriminada, o preocupada por lo que pensaran de mi color o característica,  me había metido en la casilla del como me debía ver para trabajar,  y como que así tan antillana, no encajaba.



Un poquito de nervio  (de como sería vista)  un poquito de atrevimiento  (una vicealcaldesa con trenzas!!!!)  un poquito de "y a mi que me importa", todo junto al final ha dado como resultado un re descubrimiento de mi negritud y una verdadera liberación, sí la del estereotipo de como me debo ver o como debo ser vista por los demás.  Además descubrí que es super práctico, económico, listo para toda ocasión y me hace sentir hermosa y poderosamente: afrodescendiente

Comparto hoy esta experiencia y que espero sirva de testimonio para tantas otras mujeres, que como yo, han sido influenciadas de una u otra forma por el "blanqueamiento social" y que al ahondar en sus raíces, se descubren  más fuertes y capaces de vencer los obstáculos que se interpongan en el camino entre la identidad y su propósito en la vida.



Carta Abierta a Mi Hija (desde un Panamá minero)   Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacier...