El 2017 ha sido de muchas dificultades, pero lleno de satisfacciones y
mucho aprendizaje.
De lo sufrido:
El hecho que la minería metálica avance y se posicione como pilar del desarrollo económico del país, o de que hoy se esté hablando de puerto para naves de gran calado, frente a las costas del atlántico afectando manglares y corales; o de la venta de áreas naturales de gran riqueza en zonas marino costeras, preocupa extremadamente porque pareciera que el discurso sobre la sostenibilidad del desarrollo, va en vía contraria de las decisiones que hacen insostenible el desarrollo de un país vulnerable como el nuestro, ante el impacto del cambio climático.
Releyendo lo escrito casi me parece una reflexión de años anteriores, porque cada año, como en la procesión de Portobello, en esta materia damos un par de pasos adelante, pero otros 3 hacia atrás. El camino por andar es largo aún y el tiempo se reduce, no hay espacio para errar y que alguien diga: "te lo dije"
De lo aprendido:
La posibilidad de incidir positivamente en la vida de la gente, transformando su entorno, atendiendo lo que le aqueja o apoyando en alguna solución, son posibilidades de crecer como persona más allá del sacrificio y dificultades que implican. La gratitud -incluso sin expresar- de la gente, hace mil veces que haya valido todo la pena.
Pero además el servicio público no es un poder absoluto en sí mismo, así seas autoridad, porque este si no es en conjunto con la aplicación de leyes, otras competencias y responsables, no funciona en muchos casos. A veces te puedes sentir como tigre vegetariano, o como depredador sin colmillos; en otras palabras impotente y frustrado. Pero de allí también surgen posibilidades de corregir, reforzar, crear opciones y sumar a otros. En resumen, ha sido una posibilidad maravillosa poder servir desde la Alcaldía a mi ciudad y de alguna forma a mi país
De lo desfrutado:

Que el año por iniciar nos llene de optimismo y ganas de seguir transformando para bien, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro planeta.
Feliz 2018