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miércoles, 26 de enero de 2022

Carta Abierta a Mi Hija

(desde un Panamá minero)

 

Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacieras, definitivamente en mí el síndrome de la preparación del nido, no era cuento; sentía una fuerza interior que me impulsaba a estar pendiente de todo para que la llegada de mi primera hija, fuera perfecta. Esmerada en que encontraras un cuarto hermoso que aunque sencillo, estuviese provisto de todo lo que necesitaras para acogerte en nuestro mundo.

 

Irónicamente entonces, totalmente desconectada del entorno socio-ambiental y político, no me daba cuenta que recién se había firmado un Contrato Ley, que más adelante definiría muchas de mis luchas y preocupaciones. Un Contrato Ley que permitiría que empresas extractivistas de metales, horadaran nuestra tierra, devastaran nuestros bosques, usaran en cantidades excesivas nuestra agua y luego de contaminarla, la depositaran en llanuras de residuos contaminantes, donde antes habría habido bosques y fuera el hábitat de millones de especies.  ¿Por qué te cuento esto hija, y qué tiene que ver contigo hoy?  Te lo comparto porque nunca antes la vida me había ensañado de manera tan clara, como mientras nos preocupamos de nuestra casa chiquita, (de tu cuartito) podemos estar perdiendo la Casa Grande, la de todos, la que la Madre Naturaleza nos procuró para vivir con decoro y provistos de todo.  Mientras yo preparaba tu cuarto, alguien le cedía parte de nuestra Casa Grande, a una de las industrias más contaminantes del planeta: la minería metálica a cielo abierto.

 

La ironía se completa, cuando el día que cumples 26 años, el contrato original –ya desparecido, por la lucha tenaz de defensores ambientales, de los que he sido parte- retoma vida cuando el hoy presidente de la República anuncia que las negociaciones mineras habían concluido con éxito y que fruto de ellas ahora Panamá recibiría 375 millones de dólares anuales, al formalizarse un nuevo contrato.  Mientras que para algunos era un gran logro, a mí me desgarraban las entrañas de madre, porque este pedacito de Tierra que he procurado cuidar desde casa con ustedes y para ustedes, con amigos activistas, en organizaciones nacionales e internacionales, desde lo público y lo privado y en cada una de mis acciones, con errores y aciertos; ahora simplemente era objeto y sujeto del extrativismo para las próximas décadas por venir y para muchas otras empresas, que como la del contrato ley lesivo, quieren venir por lo propio y desentrañar del subsuelo, lo que la naturaleza ha custodiado debajo de ríos, bosques, suelo…de la vida misma.

                                  

Ahora, tú que trabajas cuidando la madre tierra a través de tu cocina sostenible, procurando cuidar con tus recetas, que lo que le demandes a la madre naturaleza sea lo que te pueda dar, tendrás mayores preocupaciones en los años venideros:  Tendrás que preocuparte que el suelo no esté contaminado con metales pesados, que las cosechas de donde son tus productos vengan de tierras libre de minería metálica. Los productores tendrán aún mayores desafíos, ante la amenaza de ser desplazados por las empresas mineras y sus actividades. La escases del alimento, no será un presagio sino una realidad.  Porque no todo lo puede comprar el dinero y lo hoy negociado no representa garantía de salud, agua, suelos y bosques saludables, solo de pan para hoy y hambre para mañana.


Hija, te pido perdón a ti y a tus hermanos y en ellos a los jóvenes de tu generación por lo que no pude (no pudimos) hacer, decir, convencer y educar a nuestra generación para que se tomara la mejor decisión por y para Panamá, por y para ustedes. Perdón por lo que me toca, espero que con la carga que les dejamos, puedan salir adelante y transformar para mejor, el pedacito de Tierra que les toca proteger.  Te amo, tu madre



martes, 30 de noviembre de 2021

200 AÑOS DESPUÉS, COMO 500 AÑOS ATRÁS

La historia natural del istmo tiene alrededor de 3 millones de años desde su emersión de las profundidades del mar; sin embargo, la presencia humana, según investigaciones del doctor Richard Cooke del Insituto Smithsonian, data de de 11,000 años atrás, encontrándose vestigios de herramientas en el área de la Yeguada, que documentan su forma de vida y de producción agrícola de entonces.  Al ser reversible el impacto de aquel estilo de vida, la naturaleza volvió a cubrir con bosques las desprotegidas tierras de entonces.

Hace algo más de 500 años con la llegada de los colonizadores españoles, la forma humana de relacionarse con la tierra y el entorno cambió drásticamente, porque al traer el modelo de desarrollo del entonces mundo conocido, trajo consigo una agricultura más intensiva, la ganadería, la construcción de ciudades y con ello, la urbanización de la naturaleza.

Nuestra independencia de los colonizadores, hace 200 años, no implicó una ruptura con la forma de hacer, comer, construir o entender el desarrollo que trajeron consigo.  Esa independencia no implicó una mirada atrás de cómo era nuestra relación originaria, simplemente continuamos adelante, ahora uniéndonos a Colombia, en búsqueda de crecimiento, bienestar y desarrollo.

200 años han pasado de esa independencia colonial y las áreas de rica biodiversidad de nuestro territorio, han quedado reducidas al 33% de lo que antes era su cobertura natural total.  Ciertamente encontrar el balance entre el crecimiento, bienestar humano y protección natural, es cada día un mayor desafío y requiere de nuevos entendimientos y aplicación del conocimiento para lograrlo; pero no es imposible.


Hoy cuando todo indica que el planeta está superando su capacidad de generación de recursos y de procesamiento de los desechos, hoy cuando la crisis climática obliga ano solo cambiar el discurso sino también las acciones: es cuando ese ¨residuo de nuestros suelos¨ utilizados para el desarrollo, ese 33% de áreas protegidas, debe ser comprendido como el elemento clave para la sustentación de la vida humana como la conocemos, para la generación de los recursos que necesitamos y para la mitigación de los problemas ambientales -que con nuestro hacer- hemos generado.  Ese 33% de áreas protegidas, no son un despropósito del desarrollo, no son suelos ociosos o un obstáculo para el crecimiento moderno; esas áreas son la base del desarrollo que aún no hemos comprendido en su totalidad, su deber ser.  El verdadero despropósito es dárselas a la minería, a la expansión de la frontera agrícola o a la urbanización que malentiende que todo lo que necesitamos está enmarcado sólo en lo que se construye.

200 años después pareciera que volvimos 500 años atrás, donde no comprendíamos que la riqueza que teníamos era mayor que los espejos de intercambio.  Privatizar las tierras nacionales, áreas protegidas, a través de decreto, a modo de edicto real, como en tiempos de la corono; no solo nos pone en retroceso de una gestión moderna y adecuada de los recursos naturales, sino que nos pone en desventaja ambiental y climática; desmejora las condiciones de las poblaciones directamente impactadas y nos desdice como nación por la palabra empeñada y con los compromisos asumidos internacionalmente.  No al retroceso ambiental, No al Decreto 141!


miércoles, 22 de abril de 2020

LA TIERRA CELEBRÓ, COMO LE DIO LA GANA


Día de la Tierra 2020 


Por primera vez desde que se estableció la conmemoración del Día de La Tierra en 1970, es el mismo planeta el que toma la iniciativa para que lo celebremos con acciones.

Este año en celebración del Día de la Tierra no veremos murales en las escuelas porque están cerradas, no habrán congresos, ni reuniones que impliquen que corramos de un punto a otro- en nuestro auto- para llegar a la celebración; no firmaremos convenios ni acuerdos ambientales, tampoco habrán actividades de reforestación, ni de reciclaje simplemente porque la vida, como la conocimos se detuvo.  Esa vida de “corre corre”, que hacÍa una pausa para celebrar la tierra cada 22 de abril, ahora está en pausa y la Tierra celebra.

Ahora hemos tenido semanas para experimentar el canto de los pájaros porque ya no escuchamos el ruido de los autos; por días hemos apreciado los cielos despejados porque ya no hay maquinarias e industrias tirando grandes cantidades de humo.  Ahora vemos las especies que viven en nuestros vecinos bosques urbanos, porque ya no hay sierras talando sus hábitats.  

Creo que esta es la celebración más real que ha tenido el planeta desde el primer día de la tierra, cuando se estableció como premisa que teníamos que tomar acciones a favor del planeta; a falta de ellas o en consecuencia de nuestras acciones adversas, el planeta tomó las propias y la naturaleza celebró

Luego de esta pandemia, entendida la lección, debemos ser nosotros quienes le demos seguimiento a las prácticas que nos ayuden a restaurar hábitats, a recuperar ríos, a descontaminar el cielo y poder decir como la madre naturaleza hoy:  Felíz Día de la Tierra

viernes, 3 de abril de 2020

EL MUNDO SE DETUVO Y LA TIERRA RESPIRÓ

Somos la especie más vulnerable ante los cambios del planeta....



Las noticias más recientes exponían la preocupación de expertos sobre la intensidad con la que los niveles de contaminación ambiental se incrementaban, la realidad iba mucho más allá de los pronósticos y por tanto estábamos alcanzando puntos de no retorno, antes de lo esperado.  Miles de toneladas de plásticos en ríos, altos niveles de contaminación de aire, particularmente en las urbes más pobladas e industrializadas; grandes pérdidas en biodiversidad por deforestación y los cada vez más comunes, incendios forestales. En fin, los escenarios no eran alentadores y los cambios que los múltiples acuerdos, productos de las diversas Cumbres del Clima, promovidas por Naciones Unidas, no llevaban la velocidad en las acciones que las circunstancias climáticas exigían; esto alegando, en muchos de los casos, que implicaba cambios en el modelo económico devastadores e imposibles de asumir por las potencias globales.


¿Y que viene sucediendo solo desde hace 3 meses?  Los escenarios son totalmente lo contrario a lo anterior; niveles de contaminación del aire que han caído a los de hace 50 años en importantes ciudades europeas y asiáticas, los canales de Venecia vuelven a correr limpios y con vida; los animales de los entornos naturales, entran confiados en áreas urbanas,  y pareciera que el planeta no habría tenido mejores indicadores de recuperación desde mediados del siglo XX hasta la fecha. La ironía de esto es que un virus respiratorio que ataca a la raza humana, ha forzado a que detengamos nuestro intenso ritmo de vida y como efecto colateral le ha permitido al planeta respirar.


Lo imposible sucedió: Se detuvieron los carros, se estacionaron los aviones, se paró la tala y la construcción. Las escuelas se cerraron, los centros comerciales se vaciaron; el mundo se detuvo.  La raza humana para protegerse, se ha visto obligada a hacer lo que hace tres escasos meses parecía imposible: dejar de vivir de la manera acelerada como vivía. Cambiar un viaje para un congreso, a una reunión por zoom;  dejar de trabajar 14 horas en una oficina, para teletrabajar desde su hogar algunas horas al día; dejar de hacer filas larguísimas para pagar un compromiso con una institución del Estado, que hasta hace pocos días no había forma de pagarla en línea.  Se pospuso todo, todo dejó de tener la urgencia e impostergabilidad que parecía tener. Todo esto, creo que nos hace comprender que si por obligación –de vida o muerte- ha sido posible cambiar de un momento a otro de estilo de vida y seguir viviendo, seguramente de forma menos abrupta, más planificada y adecuadas para garantizar sostenibilidad económica y calidad de vida,  podremos hacerlo para salvar al planeta y de paso la vida humana en un plazo más mediato.  


La urgencia sanitaria también nos ha enseñado, el valor del espacio que habitamos, que pueda integrarse con el exterior, dejarle ventanas y balcones para que el aire entre y podamos de alguna forma interactuar con el de fuera; que las aceras y los espacios públicos sea generosos, que por si nos encontramos en ellos, sean espacios dignos y nos permitan guardar distancias si las circunstancias así nos lo exigen; que la producción agrícola no es un renglón económico pasado de moda y que los alimentos que producen nuestras comunidades rurales, son garantía -ante crisis sanitarias internacionales- de que no nos quedemos sin comida.  Esta crisis nos enseña que los espacios boscosos o zonas verdes, no son espacios subutilizados del desarrollo, son desarrollo en sí mismos, en la medida que nos protegen, que son barreras y pulmones, aliviadores de del individualismo enclaustrado, un espacio hacia la conexión con nuestra Madre Tierra.


Muchas lecciones nos deja este virus que impide respirar a los humanos, pero que ha permitido respirar al planeta y nos deja ver que para sobrevivir en él, tendremos que cambiar sí o sí, nuestra forma de vivir, de movernos, producir e interrelacionarnos.  Pero la lección más importante que nos deja: es que el mundo no tiene fronteras es la casa de todos y lo que pasa en China, tarde o temprano, me afectará en Panamá. Entonces si no es por altruismo, aunque sea por egoísmo, pensemos qué más podemos hacer para cohabitar mejor en nuestro planeta.

lunes, 26 de agosto de 2019

Y SI SE ROMPE EL PUENTE, ¿QUE HACEMOS?

Foto: Amazonas en Llamas- imagen de NetTV 23-8-2109

La riqueza natural planetaria está amenazada por la pérdida de sus bosques;no podemos mirar solo a Brasil, en Panamá, puente del mundo, la biodiversidad se empieza a desconectar

El mundo entero ha contemplado, casi petrificado, el incendio del bosque amazónico brasileño. Con profundo sentido de impotencia y frustración, hemos sido testigos de como se incineran miles de hectáreas, ante acusaciones por parte del presidente Bolsonaro, más que acciones concretas para contrarrestarlo.  Estos bosques tropicales son considerados el pulmón del mundo,  porque siendo que ésta franja localizada entre el trópico de Cancer y Capricornio y que hace miles de años cubría el 12% del globo y hoy que cubren no mas del 5%, alberga el 50% de la biodiversidad del planeta, es gran generadora de oxigeno  y receptora importante de CO2.  El 25% de éstas selvas, se localizan en Brasil, siendo ésta la masa boscosa tropical más grande del mundo.


 Pero mientras esto pasa en Brasil, también se queman bosques en Las Canarias, en Siberia y otros muchos focos en el mundo, que no por menos importantes, es menos preocupante ver como se pierden estos irremplazables ecosistemas.  Para el año 2017, según la organización Global Forest Watch se perdieron 15.8 millones de hectáreas boscosas en el planeta.  Eso equivale a dos veces el tamaño de Panamá.  Y sucede por quemas, sí, en su mayoría, pero el incendio es solo la vía para:  extender la frontera agrícola-normalmente para monocultivos-para construcción inmobiliaria, industrial de diversa índole, para transformación de suelos boscosos a "productivos" mal entendiendo que al ser boscosos, no son "producen".  Mientras en realidad están produciendo: agua, oxígeno, biodiverisidad, captura de carbono para el planeta entero.

Panamá es parte de este gran problema, porque en los últimos 60 años, ha perdido más del 50% de sus bosques.  A falta de una política ambiental que priorice riquezas naturales por encima de industrias extractivas o de una insostenible política agrícola, o ante la falta de entendimiento entre la necesidad de convivencia entre lo urbano y lo natural, perdemos indiscriminadamente bosques;  mientras tratamos de reforestar no con mucho éxito en el resultado y el tiempo.  Recientemente la Revista" Scientific American"  Publicó:  Panama Risks Becoming a Broken Link in an Intercontinental Wildlife Route.  

Esto se traduce en que los riesgos ambientales de Panamá, amenazan con romper el puente, que desde hace 3 millones de años ha conectado la biodiversidad del norte y el sur del continente.  Perdiendo con esto nuestra originaria -a mi parecer- más importante vocación de conectividad planetaria, la que transformó el mundo al conectar el norte y sur americano.
Foto: FAO Deforestación
en Panamá



La fragmentación boscosa impide que las especies migren en busca de alimento, de  mejores climas y para su natural apareamiento. Los expone al temor humano cuando invaden áreas urbanizadas a la muerte, los aísla en parches de bosque lo que al final se traduce en la extinción de muchas especies que conocemos.  Pero esto no solo está pasando en las selvas del Darién, en donde se están perdiendo cerca de 8.1 hectáreas diarias, según la publicación de La Prensa de hoy 26 de agosto, también se están perdiendo los bosques del área canalera por decisiones atomizadas, logísticas, urbanísticas, económicas, pero sin la mirada integral de la necesaria protección de nuestras selvas.

Foto: Laurentino Cortizo en Twitter Noviembre 2018




Qué hacemos?  Protestamos en Brasil? Nos amarramos a los arboles del Darién? Cerramos las calles en el área del Canal?.... 

Ninguna acción que evidencie el problema y demande acciones de autoridades  y actores claves, se puede descartar; pero no nos podemos contentar con eso.  Debemos actuar individual/colectivamente:  Reduciendo consumo de carne, consumiendo productos locales, mientras más cerca de nuestro centro urbano, mejor y si los podemos producir en casa, excelente!.  Caminando más, eliminando el plástico desechable, evaluando donde compramos la nueva casa que su construcción, implicó la tala de otro bosque; reduciendo nuestra adquisición de metales preciosos.   Sembremos, pero también contribuyamos a detener la deforestación, reciclemos y reduzcamos el consumo de los inservibles....Todo, todo lo que hagamos cuenta, porque somos los consumidores y la forma en que consumimos, lo que determina el que el mercado siga ofreciéndonos "espejo a cambio de oro", es decir, cambiándonos riqueza natural por depredación.  


Nuestras acciones individuales sumadas cuentan y obligan políticas de Estado más consolas con la realidad, nuestras acciones conscientes evitan que políticos desconocedores de los problemas climáticos, sigan impulsando Políticas desfasadas que ya no son acordes a la realidad planetaria y a la adaptación de la economía a la adaptación climática.  

Estemos todos claros, que el que está en peligro NO es el planeta, éste continuará sin nosotros; somos la raza humana, la que está en peligro de extinción. Entonces, ¿qué hacemos?

lunes, 19 de agosto de 2019

"SUBE Y DALE PA'TRAS"

Un antes y un ahora en el transporte público en Panamá


Durante toda mi carrera de arquitectura en la Universidad de Panamá, viajaba en bus (Tumba Muerto- Calle 12)  Desde la parada del Dorado- a la que llegaba caminando desde Altos del Chase-  de allí, en bus hasta la U, al lado del Seguro Social de Transístmica.  Era relativamente cerca, pero montarse en uno de esos conocidos "diablos rojos", era una verdadera tortura.  Casi siempre tocaba ir de pie, rozando tu cuerpo con cada desconocido que se deslizaba en el pasillo de 60cm de ancho y  que ya lo ocupaban dos filas de personas, para constreñirse en el fondo, ante el grito desesperado del conductor "DENLE PA'TRAS".

Diablo Rojo, Antigua rutaTumba Muerto - Calle 12


Cuando llovía, que era a menudo, íbamos como carne cocida al vapor, sudando hasta la última gota, con los vidrios cerrados para que no entrara el agua (aunque casi siempre llovía por dentro) mezclando perfumes y olores muy humanos... y cuando a toda esta experiencia, ya bastante singular, se le sumaba el día que me tocaba llevar la regla T, el rollo de plano para la entrega de algún proyecto, o la Acuarela terminada para la clase de Perspectiva uffff.... sí, viajar en bus era el castigo del universo por no tener carro.

Terminé mi carrera, tuve mi primer carrito y de allí en adelante, más nunca subí a un bus, salvo cuando ya casada con dos hijos, quise que mis niños vivieran la experiencia, como una aventura  (era una noche fresca, el bus casi vacío y mi esposo nos escoltaba en carro, desde el McDonalds del Dorado a Plaza Edison... nada complicado).

Todos sabemos, lo que significó el 23 de octubre de 2008 para la vida, particularmente, de los familiares de quienes  murieron incinerados en aquel autobús, pero también para la transformación que empezó a tener la movilidad pública en Panamá.  Poco después inicia el estudio para el desarrollo del Plan Integral de Movilidad Urbana Sostenible (PIMUS)  y recuerdo que me tocó participar en las mesas de estudio diganóstico, como Fundación Panamá Sostenible, que dirigía.  Lo que allí se proyectaba parecía inalcanzable para Panamá, ante un sistema por décadas dominado por las mafias del transporte.  Pero no solo había que soñar, había que trabajar en ello.

Plan de Acción Alcaldía de Panamá-BID
Años después, ya electa vicealcaldesa de la ciudad de Panamá, me correspondía la asignación de un carro de trabajo.  En ese momento tomé la decisión de vender mi carro personal (que estaría la mayor parte del tiempo estacionado) para en días laborables usar el auto asignado, y en los de asueto, compartir con mi esposo el carro familiar.  Pero tenía una idea en mente:  "Quiero contribuir desde mi trabajo a que la movilidad en Panamá mejore tanto, que al salir de la Alcaldía, ya no tenga necesidad de comprarme un carro".  Tenía esa idea clara en mente: UN CARRO MENOS

Acera renovada en Vía España, Ciudad de Panamá
Ya es historia sabida lo que ocurrió en los últimos 10 años con el inicio de  la implementación del PIMUS, la construcción de 2 lineas de metros, la transformación del sistema de buses de diablo rojos al sistema metrobus, y luego el proyecto de recuperación de aceras y espacio público de la Alcaldía de Panamá;  que partiendo del estudio diagnóstico y diseño de un plan de acción, inicia la recuperación del centro para facilitar la caminabilidad, como contribución desde el gobierno local y mejorar así la conectividad,
incentivando a que más personas sientan mayor comodidad al acceder al transporte público, pero sobre todo para que quienes tienen carros, puedan dejarlos en casa y moverse en la ciudad.

Linea 2 del Metro de Panamá

Por mi parte hace 50 días que no dispongo de carro personal y me muevo por la ciudad con todos los medios de transporte disponibles:  desde el selectivo taxi, al cómodo uber, pero también en bicicleta (cuando se trata de puntos alrededor de donde vivo), en metro y casi siempre en bus.  Les comento que es una experiencia gratificante:  me encuentro con la gente, converso, cuando hay condiciones, leo mi libro que llevo en la cartera, (cómodamente sentada y con aire acondicionado), disfruto mi ciudad y muchas veces me siento como si no viviera en mi país.  Hace 25 años cuando iba a la U, jamás pude imaginar que sería parte de este cambio.   No puedo decir que no necesito un carro y es muy posible que lo compre, lo cierto es que ya no dependeré de él como antes.  


Sistema de Transporte Mi Bus
Es verdad,  aún nos falta mucho, mayores conexiones,  más lineas de metro, mejorar horarios y rutas de mi bus; pero también continuar con las mejoras a  las aceras para hacerlas realmente caminables, sombreadas con árboles.  Sin embargo, ya hemos comenzado y no debe haber vuelta atrás.  Una ciudad de rascacielos y de Canal Interoceánico que conecta al mundo, no puede ser para sus visitantes y locales, una ciudad que no conecte sus barrios y a su gente, reduciendo emisiones con una movilidad eficiente y menos contaminante;  pero sobre todo una ciudad con mejor calidad ambiental, más eficiente, una ciudad para su gente.


 







lunes, 12 de agosto de 2019

LA CIUDAD QUE CELEBRA 500 AÑOS

Panamá!

Maqueta de la Primera Ciudad de Panamá, Panamá La Vieja
San Felipe, Ciudad Amurallada

En la cercanía del cumpleaños 500 de la fundación de ciudad Panamá, me envuelve un profundo sentido de  reflexión sobre la ciudad que hemos sido, que somos y que tenemos el potencial de ser.  Ciertamente por casi 4 siglos y medio, fuimos una ciudad de intramuros con un arrabal que la complementaba y una serie de fincas que fueron perfilándose como los nuevos barrios a las afueras de la ciudad.

Mientras que la ciudad de intramuros, se mudaba y reinventaba a través de sus diversos estilos, colonial, francés, norteamericano, mantenía su trazado,escala y su planificación; intercalándose -entre tanto y tanto-incendios y saqueos.  En las afueras la ciudad crecía a veces orgánica e improvisada producto de las migraciones internas y externas, pero a veces con planificación determinada y visión a largo plazo, como la que concibió Belisario Porras en La Exposición.  No obstante debemos reconocer que el vertiginoso crecimiento de la urbe más antigua del pacifico americano, en tierra firme -Panamá- ha ocurrido en los últimos 50 años. 

Ciudad de Panamá en 1960,
fotografía: Panamá Vieja Escuela
En 1960 la ciudad contaba con una población  de 283,000 habitantes, pasando a 800mil hacia finales del siglo XX, para llegar a más de 2 millones en el área, que ahora se proyecta como zona metropolitana. Con el crecimiento poblacional, la crisis económica del primer decenio del siglo XXI en Europa y Estados Unidos, el foco de la inversión internacional más importante en Panamá, además de la ampliación del Canal, era el mercado inmobiliario. Con esto la  transformación del suelo capitalino sufrió cambios dramáticos y muy rápidos. Como ejemplo de ello, los corregimientos  de San Francisco y Bella Vista, fueron el epicentro de esta vorágine. Así, ante nuestros ojos,  veíamos como residencias unifamiliares en lotes de 800 a 1000m2 se convertían en edificios para 200 familias, con una huella de construcción que ocupan todo el terreno, lo que anteriormente eran áreas verdes, jardines o arbolado urbano.  

fotografia: Peter Lievano
El alto poder adquisitivo, la dinámica impuesta por la ampliación del canal y sus nuevas perspectivas, así como la nueva demanda inmobiliaria del turismo de segunda residencia y de corrientes migratorias importantes,  encontraban en nuestra ciudad, sitio seguro para seguir su desarrollo en distintos ámbitos. Sin embargo, la ausencia de planificación con visión a largo plazo, donde la oferta de mercado dispuso  de las áreas donde debía crecer la ciudad, pero sin que el Estado pudiera estar cónsono en inversiones de infraestructuras, saneamiento y agua potable, hacia esos nuevos sitios que ahora consumía nuevo suelo urbano.

Siendo así que ahora ocupamos manglares, bosques de la cuenca del Canal, construimos sobre ríos, afectando sus dinámicas, pero a la vez contaminando sus aguas con el descontrol en el manejo de residuos urbanos. Ante este escenario del primer cuarto de siglo, cuáles son los desafíos y en que debemos enfocar nuestras acciones?

Enfocarnos en ordenar el territorio, determinar la concentración de la huella urbana, aprovechando suelo urbanizado subutilizado para evitar seguir consumiendo suelo de riqueza natural.  Identificados ya los espacios públicos de carácter distrital, generar parques conectores, no solo de gente sino de biodiversidad, amortiguando zonas de conservación.  Equilibrando densidad con intensidad, logrando que las edificaciones acojan más personas, pero no a costa de masificar la ciudad, recuperando y generando espacio que brinde equilibrio entre lo que se construye y los vacíos que quedan para que sean llenados por la gente.  Intensificar las inversiones en movilidad pública, que le da prioridad a la no motorizada, entre los aspectos más relevantes.

San Felipe, fotografía de COPA Airlines
La ciudad ya tiene un plan, que no puede ignorarse, que debe revalidarse y aplicar.  No podemos seguir en los 500 años por venir, con una ciudad que crece a tumbos, por impulsos o por caprichos de un sector, consumiendo suelo y recursos finitos, incrementando crisis climática.  Tiene que ser para todos, inclusiva, con inversiones públicas enfocadas a las áreas de desarrollo y con visión de gestión ambiental integrada como parte de un desarrollo coherente y participativo.  Es la ciudad que debemos y tenemos la responsabilidad de seguir  construyendo, a partir de las bases existentes, la ciudad que cumple 500 años, antigua, moderna, emergente.

domingo, 4 de agosto de 2019

A 20 AÑOS DE LA ENTRADA AL CANAL DE PANAMÁ...

¿Qué pasó después
que cantamos orgullosos "Patria" y entramos corriendo a la zona agitando nuestra bandera tricolor?

31 de diciembre 1999, reversión del Canal a Panamá
Hace 20 años, en Panamá nos preparábamos emocionados, porque finalmente, luego de muchas luchas, tratados bilaterales, campañas y gestas reivindicativas, íbamos a recuperar el Canal y su Zona.  Pero eso no ocurriría de un día para otro; desde la firma de los Tratados Torrijos-Carter el 7 de  septiembre de 1977, se iniciaba la cuenta regresiva hacia ese lejano 31 de diciembre de 1999, para prepararnos -no solo en administrar la vía interoceánica- sino también para recibir y gestionar de la mejor forma posible y para el mayor uso colectivo, todos los bienes  estructurales pero también naturales que conformaban esos 1.432km2 de    
extensión de la Zona del Canal.

Con responsabilidad y con visión de nación, varias administraciones gubernamentales fueron preparando los diálogos como el de Contadora, estudios, diagnósticos, consultas. En 1993 se crea la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) y luego de mucha discusión y trabajo,  logramos en 1997 con el consenso político y de la sociedad en general, la Ley 21 de es año, que contenía el Plan General y el Regional de Usos de Suelo para la Región Interoceánica, con sus respectivos mapas que establecían- tal cual señalaban sus títulos-la forma en que se organizaba y se incorporaba al desarrollo nacional, ese nuevo territorio, desde siempre tierra istmeña, pero que por casi un siglo, había sido ocupado y administrado por los Estados Unidos de América.

Ciudad del Saber. Foto Mi Diario
Casi 20 años han pasado y los panameños hemos podido demostrar al mundo que tenemos la capacidad de manejar con éxito un canal e incluso ampliarlo, generando exponencialmente más ingresos que el administrado por los norteamericanos.  Nos organizamos y transformamos la base militar  norteamericana más importante de la región en un Centro del Conocimiento y la innovación no solo para Panamá, sino para el mundo en la Ciudad del Saber .  La entrada pacífica en Amador, se convirtió en el hogar de la única obra arquitectónica en Latinoamérica del afamado arquitecto Frank Gheri: el Biomuseo.  En la entrada atlántica, acabamos de inaugurar el puente de estructura de concreto y tensado, más largo del mundo para unir en un tercer punto, nuestra tierra dividida.  Pero así como nos podemos sentir orgullosos de tantos logros y avances que nos han permitido administrar nuestro territorio, debemos cuestionarnos y reprocharnos aquello que no está bien y que por más que tratemos de justificarlo, jamás estará bien.

Una de los aspectos que más se evidencian de un mal manejo de estos bienes es la contaminación de los ríos del área.  Rios como El Cárdenas, hace 20 años eran prístino porque las plantas de tratamiento estaban funcionando gracias al mantenimiento permanente, hoy eso ya ni se ve y mu
Deforestación en área canalera. Foto La Prensa
chas de las nuevas construcciones están vertiendo aguas crudas a éste y otros afluentes. así mismo vemos como se va tupiendo la telaraña aérea de tendido eléctrico, cuando la Ley 21 en su reglamentación indica taxativamente que ésta debe ser soterrada, precisamente para evitar interrumpir el entramado arbóreo que es prioridad, o debe serlo, en esta área.  Pero ya que hablamos del bosque, considero que es lo que más evidencia el manejo irrespetuoso y sin visión de su valor e importancia para la Cuenca del Canal y la propia subsistencia como cadena ecológica de biodiversidad entre el Atlántico y el Pacífico.  La fragmentación para la venta y desarrollo urbano y comercial, de uno de los Parques Nacionales más importantes: el Parque Camino de Cruces, bajo el grito de que "el progreso acaricia tus lares"se vende y se tala para hacer centros comerciales, barriadas,  ampliación de carreteras a ocho carriles, sin estudios profundos que sustenten el exabrupto ambiental.  Y lo más reciente, la venta de un bosque que debió legalmente incorporarse al PNCC-porque naturalmente está dentro de él- para mudar una escuela de un edificio construido a un bosque maduro.  Si a esto le sumamos una serie de
edificaciones abandonadas en muchas de las comunidades ex-zoneitas del atlántico y del pacífico, aún no se les da el tratamiento necesario para darle el mejor uso y aprovechamiento colectivo, pero nos resulta fácil vender para nuevas construcciones.  Mientras la infraestructura hidro-sanitaria sigue siendo prácticamente la misma que daba servicio a una población mucho menor y cuando aún éstas áreas eran bases militares.

Más allá que todo lo descrito y más, está  y ha estado bajo la responsabilidad  de los gobiernos de los últimos 20 años, los ciudadanos no dejan de tener su aporte al desmadre y al deterioro de éstas preciadas áreas, pagadas con sangre de muchos panameños y panameñas.  Hoy se puede ver la basura a lo largo de vías como la Forestal de Gamboa, o los autos estacionados sobre las zonas verdes justificados por la feria de los colegios del área o para ir a pagar la cuota obrero-patronal a las oficinas administrativas del  Seguro Social.  Como ya no hay un policía norteamericano que amenace con la detención, pareciera que la actitud colectiva es "ahora es tierra panameña y podemos dañarlo y comportarnos como hemos dañado y como actuamos en el resto del país".

Irónico porque cuando estaba en la escuela, precisamente en el 4to grado de mi historia anterior, la maestra nos pintaba el Panamá maravilloso que nos tocaría administrar y como con su ejemplo el Panamá en el que entonces vivíamos, imitaría las buenas prácticas de la "zona" en el resto del territorio nacional.

Corregimiento de Ancón

20 años están por cumplirse, tenemos de qué enorgullecernos, pero también mucho de qué avergonzarnos.  Pero podemos corregir, mejorar y así desdecir a aquel que dijo cuando la firma de los tratados Torrijos Carter:  "No te preocupes con eso de que ahora los panameños reciban el canal, ellos solitos se encargarán de destruirlo" Acordémonos que no solo se trata de manejar bien la ruta acuática, se trata de manejar en equilibrio y buen tino toda la región interoceánica, su urbanismo, sus bosques su agua y su gente.  Vamos, corrijamos la ruta y hagámoslo mejor!




lunes, 29 de julio de 2019

DE LECCIONES APRENDIDAS

Y aún más por aprender...

Cuando estaba en 4to grado de primaria, me sentaba en la parte de atrás con mi compañera María Eugenia a quien le encantaba dibujar emulando las entonces famosas foto-novelas; pasábamos horas dibujando y creando nuestro mundo de fantasía, sin enterarnos que hablaba la maestra ni lo que se hacía en clase.  Ese bimestre obtuve mis más bajas calificaciones en la historia de mi corta vida, hasta entonces.  La maestra habló con con mi mamá y ya deben imaginar las consecuencias.  Nos separaron, nos ubicaron adelante y pasé semanas después de clases actualizando mis cuadernos y poniéndome al día;  después de allí entendí que las decisiones que tomaba en la vida, tenían sus consecuencias y definirían mi camino.  En ese momento a estar en el grupo de los estudiantes problemas o a ser una estudiante sobresaliente.

Así la vida de tanto en tanto,  se me ha presentado con bifurcaciones en el camino, donde cada vez me corresponde elegir, como cuando tuve que plantarme:   Sigo en mi trabajo de arquitecta asalariada o abro mi propia firma con el recurso único de mi creatividad?...Opté por lo segundo.  Después de 13 años de ejercer como profesional independiente, me planteo:  Continúo con la maravillosa práctica  de la arquitectura  que me encanta o pospongo para  dirigir una organización no gubernamental para la defensa del ambiente?... me decidí por la segunda opción.  Continúo desde la sociedad civil organizada alzando mi voz y trabajando junto a otros en la defensa del ambiente, o doy el paso y acepto ir a una formula política para trabajar por la ciudad de Panamá como vicealcaldesa?... nuevamente opté por la segunda posibilidad.

De todas estas decisiones, lo importante es que me han llevado a mirar más allá de las que yo creía, eran mis únicas posibilidades para hacer el bien que me proponía.  Pero siempre, había un paso más allá, al otro lado del camino.

Lo que ha sucedido con esto, es que no obstante haber ejercido la carrera que me propuse estudiar, he sido presentadora de televisión, activista ambiental, directora de ONG's, y vice alcaldesa.  Pero siempre, siempre he querido dejar una huella positiva en lo que he hecho, superando el miedo de lanzarme a lo desconocido.  Pero lo que quisiera hoy con este escrito, es compartirles mi reflexión de lo aprendido de toda esta variada experiencia, desde diversos sectores del quehacer de nuestra
sociedad.

Entendí que como ciudadana tenía un rol que jugar  en esta sociedad y no solo como beneficiaria de los impuestos que pagaba.  Comprendí como dirigente de grupos organizados, en defensa del ordenamiento de la ciudad y de la protección de nuestro ambiente, había que perderle el miedo a los enormes intereses económicos, que me parecía -hasta entonces- eran los únicos que decidían el qué, el cómo y el dónde se hacía lo que se hacía, más allá del impacto que representara.  Aprendí desde el servicio público, que si bien era un privilegio ejercer desde "el poder"la toma de acciones concretas en beneficio de la sociedad, que éste era limitado y supeditado a una serie de  tejidos burocráticos y políticos, que hace disminuir su verdadero impacto, pero que al mismo tiempo crea los balances que se requieren en una democracia.  Aprendí que el poder ciudadano es más poderoso de lo que aparenta, cuando se ejerce en conciencia y con responsabilidad.

Hoy la vida me pone de frente ya no un camino con dos bifurcaciones, sino una encrucijada de vías que se entrelazan hacia el mismo norte.  Con todo lo recorrido, desde tantas rutas, quiero y puedo seguir aportando al desarrollo de mi país, junto a profesionales valiosos, con los saberes ganados, pero sobre todo con las lecciones aprendidas, cuya máxima lección es que siempre se puede aprender más y cada vez, hacer mejor

miércoles, 24 de julio de 2019

Que tan viable es una playa artificial en la Bahía de Panamá?

Y si recuperamos las playas que ya tenemos?



Con respecto a la creación de una playa artificial a lo largo de la Cinta Costera en la Bahía de Panamá, comparto la entrevista que me hicieran en TVN con consideraciones compartidas, con muchos profesionales que han estudiado y coincidimos en recomendar realizar profundos estudios para analizar la viabilidad ambiental y socioeconómica de la propuesta:


https://www.tvn-2.com/nacionales/Raisa-Banfield-sugiere-intervenciones-Panama-ciudad-alcaldia-playas_0_5357464212.html

domingo, 9 de septiembre de 2018

DE LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES:




https://www.instagram.com/p/BmzNIinBkMm/?hl=es-la&taken-by=raisa_banfield


Hay ocasiones en que las acciones no se planean, solo suceden. La defensa ambiental, tiene muchas aristas que van desde la educación, sensibilización, propuestas y proyectos, pero también acciones que visibilicen que no podemos seguir destruyendo nuestros recursos naturales por proyectos que no los justifican por ser insustentables.

Hay otras, en las que en cambio podemos trabajar desde la toma de decisiones en cambiar cosas, iniciar procesos, que aunque pequeños ante los grandes retos y desafíos, pueden empezar a darle un nuevo rumbo a las tradicionales acciones que deterioran nuestra calidad de vida.... Sí, lo se, no se ven, no se nota, cómo entonces hacer la diferencia?  Sumar a más, perserverar, insistir hasta lograrlo. A veces estos pasos nos llevan al plano político, pero no es el único desde donde se puede hacer la diferencia, pero sí es necesario y ahora, por más difícil que sea, lo comprendo mejor que nunca

Todo en cuanto podamos hacer la diferencia, cuenta.  Los cambios cuestan, pero para dirigir los pasos hacia la sosteniblidad, son necesarios

lunes, 19 de marzo de 2018

MUJERES POR NATURALEZA, DEFENSORAS DE LA NATURALEZA

Premiación Circulo Mujeres Intelectuales 2018
Foto: Tony Johnson



Hace algunos días,  en el marco de la celebración del Día de la Mujer, recibí el honor por parte del Círculo de Mujeres Intelectuales de Panamá, de ser reconocida con La Orquídea a La Mujer Intelectual 2018, por mi trayectoria y aporte en el tema ambiental en Panamá.  Este honor lo compartí con otras dos mujeres, Pilar Pravia y Veronica Wharton de Thorpe, cuyo compromiso con la transformación social de Panamá, ha estado siempre presente en sus vidas y me precio de ser testigo de ello.

El reto de esa noche para mi fue, que debía disertar sobre el papel de la mujer en el cuidado del ambiente.  No escribí el discurso, me salió del alma pensando en la relación tan única que ha existido desde siempre entre la mujer y la madre
Tierra, es por ello que quiero hoy escribirlo y compartir esta reflexión con quienes me siguen.

Rachel Carson
Bióloga Marina norteamericana
En la mujer el instinto de protección existe desde la aparición de la raza humana, solo pensemos que quien se quedaba custodiando el fuego cuando el hombre salía a cazar, era la mujer.  Todavía hoy en varios países del Africa subsahariana, son las mujeres adultas y niñas, las encargadas de buscar, cargar y llevar el agua hasta sus hogares y muchas veces son excluidas de su gestión.  La relación de la mujer con la protección de la naturaleza es única y creo que está  íntimamente ligada a la maternidad femenina; sea biológica que espiritual, la mujer da vida, la cuida, la alimenta, la protege, igual que hace la madre Tierra con nosotros.  No coincidentemente grandes mujeres, especialmente del siglo XX han estado relacionadas a la defensa ambiental; recordemos que fue la bióloga marina norteamericana Rachel Louis Carson quien con su libro Primavera Silenciosa en 1962 despertó la preocupación por el medio ambiente y llevó a la sociedad norteamericana a tomar conciencia y acciones sobre ello.  La inglesa fundadora de PETA, Ingrid Newkirk que promueve la protección y trato ético a los animales, generó toda una transformación en diversas industrias que los usaban indiscriminadamente para pruebas de todo tipo, entre otras cosas. Como no mencionar a la también inglesa Jane Godall, considerada la mejor primatóloga del mundo y que a través de la divulgación de su conocimiento sobre los primates, ha llevado adelante una campaña mundial de conciencia ambiental, sobre todo enfocada a los más jóvenes.

Ligia Arreaga, Darien
Foto: Tuiter de Magaly Castillo
Más cerca de nuestras fronteras debemos reconocer el gran sacrificio de muchas mujeres en la protección de nuestros recursos naturales, de frente a grandes y poderosas industrias que se imponen en territorios, mayormente rurales y son ellas, las que salen  en su defensa liderando a sus comunidades .  Es el caso de la hondureña Berta Cáceres, asesinada por defender el río de su comunidad contra la instalación de una hidroeléctrica.  Rigoberta Menchú en Guatemala, premio Nobel de la Paz, quien defendiendo la cultura de su pueblo, defiende también los recursos que la dan razón de ser a la existencia de las comunidades en relación con su entorno.
Silvia Carrera, Comarca Gnabe Bugle
foto: El Siglo

Larissa Duarte, Veraguas
Foto: Front Line Defenders









En Panamá, cada vez que alguien me expresaba su preocupación porque las mujeres no incursionaban en política, yo les decía es que estamos muy ocupadas protegiendo el ambiente, y se debe reconocer que desde allí se ha generado, una poderosa conciencia ambiental ciudadana.  Casi todas las organizaciones no gubernamentales enfocadas a esta faena, aún hoy, son lideradas por mujeres; en general las mujeres están muy relacionadas a la causa de la familia, por esto están al frente de organizaciones de salud, educación, derechos humanos, nutrición, ambiente.  Es su aporte particular al bien de la sociedad.  Pero más allá de esa faceta necesaria para impulsar políticas y programas, están en el campo las mujeres valientes arraigadas a su medio y dispuestas a dar la vida en la defensa de nuestro patrimonio natural.  Tenemos a Damaris Sanchez Samudio, gran defensora del Parque Nacional PILA en Chiriquí, Larissa Duarte defensora del Río Cobre en Veraguas, La Cacica Silvia Carrera, que gracias a su liderazgo y la tenacidad de su comunidad, impidió que la minería metálica se adentrara en la Comarca Gnobe Bugle, Yaritza Espinosa también en Chiriquí en su lucha incansable por el agua.  Un caso a destacar, la de la periodista Ligia Arreaga en Darién y su incansable y peligrosa defensa por la Laguna de Matusagaratí, que le ha implicado incluso, salir del país para librarse de las amenazas que atentaban contra su vida.  Mis máximos respetos a todas ellas y gracias por mantener viva la defensa de los recursos naturales de todos.

Por mi parte puedo decir que en mi formación de arquitecta, me enseñaron que tenía que dominar la naturaleza; la visión antropológica de que el hombre que está por encima de todo y debe someter la naturaleza para imponer su obra.  No fue hasta que me tocó convivir con ella y el contacto con personas que me enseñaron sobre ella, que mi intuición natural por su protección, regresó y empezó a regir mi vida.  Fue entonces cuando entendí que  no estamos por encima de la naturaleza, ni bajo ella, sino en perfecta relación armónica y es  esa la forma en la que debemos actuar para hacer del desarrollo, una expresión de sostenibilidad.  Mi pasión por el ambiente me ha llevado a poner de lado mi carrera como arquitecta, dirigir ONG's, agrupaciones comunitarias, conducir programas de educación ambiental, a realizar proyectos ambientales en diversos puntos del país y hoy a trabajar por mi ciudad.  Muchos retos por enfrentar, pero hemos asumido pasos importantes desde la ciudad en materia ambiental:  Iniciar la gestión ambiental de la ciudad a través de su arbolado, del plan de riesgo, basura cero y un ordenamiento territorial de la ciudad en donde la gestión ambiental es eje transversal de su construcción; son puntos claves para recuperar la naturaleza en la urbe, donde mujeres y hombres debemos ser parte integral de ello.




domingo, 11 de marzo de 2018

Y EL ACCESO A LAS PLAYAS?


Playa en Honolulu, Hawaii
Para mi, una de las cosas más fascinantes cuando visito otros países, es poder descubrir sus playas; pero más allá de eso, es disfrutar de su accesibilidad, sin que los desarrollos privados cerca de la costa, sean un obstáculo para ello.  Uno de
estos ejemplos más vívidos pude experimentarlo en Honolulú, Hawaii.

En 2015 se celebró la Cumbre de la UICN en donde participábamos líderes de gobiernos locales y de organizaciones ambientales de todas partes del mundo.  La agenda era muy apretada y no había tiempo de hacer visitas turísticas, pero la simple maravilla de poder salir de las reuniones, caminar en medio de la ciudad, llegar al parque público, allí usar los vestidores para ponerme el vestido de baño y entrar a la playa a orilla de la ciudad que estaba a 5 minutos detrás de mi, era una experiencia casi surrealista.  Leer un libro, tomar un café disfrutar de un emparedado en ese espacio de todos y luego regresar a mi hotel para prepararme  para el día siguiente, no tenía precio.
Parque Público con acceso a la playa, Honolulu, Hawaii

Playa de acceso público a lo largo de la costa urbana,
Honolulu, Hawaii
Qué es lo extraordinario de este relato?  Tal vez no sea tan evidente, pero la posibilidad del disfrute del espacio público y el acceso a una playa en medio de la ciudad, es casi un milagro en un siglo XXI de privatización de costas, de contaminación de mares y de supremacía del interés privado sobre lo público, particularmente en Panamá.  Lo descrito que pude experimentar en Honolulú, no dista de las potenciales características que podríamos haber encontrado en la playa de Ave Balboa con su Parque Urracá (pero interrumpimos su conectividad con una carretera...y además la ampliamos, le pusimos un muro y un relleno de elementos de concretos como para asegurarnos, que así algún día la playa esté limpia, no podamos de todas maneras usarla, solo conformarnos con verla de lejos).  O qué decir del Causeway de Amador, otro espacio público de primera con una concepción de aprovechamiento de esa franja costera para disfrutar del Pacífico; sin embargo, cada vez es menos público el espacio hacia ese mar, cuando áreas previstas como espacios turísticos, se van transformando en residenciales; o aún más, se planifica un desarrollo más intenso de puertos, y nuevos proyectos inmobiliarios masivos, obedeciendo al nuevo potencial de desarrollo que se desprende de la ampliación de la carretera.. Y así nos vamos, desarrollo, infraestructura, crecimiento, más estructuras y menos espacio para lo público y lo lúdico.

Pero lo que es aún más alarmante y está ocurriendo frente a nuestras narices, de forma lenta pero certera es la apropiación de toda la costa del pacífico panameño, en donde el desarrollo ya prácticamente se construye sobre la playa.  Desde el abusivo "desarrollismo" inmobiliario en Paitilla y Punta Pacífica, a los puestos de comida en Veracruz, a los desarrollos playeros desde San Carlos, Coclé y más allá

Turicentro de San Carlos
En los días de carnavales tuve  la experiencia en carne propia.  Con mi familia decidimos pasar el lunes de carnaval  en el Turicentro de San Carlos, pero decía cerrado hasta el miércoles  (Cómo un espacio turístico del Estado panameño, está cerrado en fechas donde más demanda tiene?, no entendí, pero esa es otra historia), el punto es que al estar cerrado, por allí no pudimos entrar a la playa pública. Caminamos un poco, buscando la servidumbre a la playa, lo que encontramos fue una larga cerca, con varias propiedades privadas en medio y una pequeña puerta improvisada; detrás un seguridad privado -custodiando la propiedad- que nos decía con asentir de cabeza- que podíamos pasar por la propiedad para poder llegar a la playa.   Lo más curioso del hecho fue cuando revisé un poco los detalles, la susodicha propiedad privada era un área deportiva pública y ahora tenía el letrero de EIA, para el desarrollo de un hotel privado.  Otro espacio público vendido!  Por dónde podremos entrar a la playa los que no vamos a un hotel?
Entrada atravesando propiedad privada para acceder a
la playa de San Carlos

El bienestar de un país no se mide solo en la cantidad de construcciones y desarrollo hotelero en sus costas; hay equidad, cuando sus costas son ampliamente accesibles, brindan facilidades públicas de alto nivel y su ordenamiento garantiza que se respete el espacio de todos y no prive el particular que se impone más allá del orden constitucional, para adquirirlo.

Centro Deportivo de San Carlos, vendido para desarrollo privado
Aqui tenemos que hacer un "mea culpa" todos: autoridades por permitirlo, comunidades cuando no lo denuncian y no exigen reposición del bien público, particulares y compradores que se prestan para el despojo de lo público.  El ordenamiento territorial no es solo una herramienta para decir donde se construyen edificios de apartamentos, hoteles o centros comerciales; es también la que garantiza que los bienes públicos, el patrimonio natural y cultural de todos.  Por más libre que sea la economía,
EL PAIS NO PUEDE ESTAR EN VENTA

Carta Abierta a Mi Hija (desde un Panamá minero)   Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacier...