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martes, 30 de noviembre de 2021

200 AÑOS DESPUÉS, COMO 500 AÑOS ATRÁS

La historia natural del istmo tiene alrededor de 3 millones de años desde su emersión de las profundidades del mar; sin embargo, la presencia humana, según investigaciones del doctor Richard Cooke del Insituto Smithsonian, data de de 11,000 años atrás, encontrándose vestigios de herramientas en el área de la Yeguada, que documentan su forma de vida y de producción agrícola de entonces.  Al ser reversible el impacto de aquel estilo de vida, la naturaleza volvió a cubrir con bosques las desprotegidas tierras de entonces.

Hace algo más de 500 años con la llegada de los colonizadores españoles, la forma humana de relacionarse con la tierra y el entorno cambió drásticamente, porque al traer el modelo de desarrollo del entonces mundo conocido, trajo consigo una agricultura más intensiva, la ganadería, la construcción de ciudades y con ello, la urbanización de la naturaleza.

Nuestra independencia de los colonizadores, hace 200 años, no implicó una ruptura con la forma de hacer, comer, construir o entender el desarrollo que trajeron consigo.  Esa independencia no implicó una mirada atrás de cómo era nuestra relación originaria, simplemente continuamos adelante, ahora uniéndonos a Colombia, en búsqueda de crecimiento, bienestar y desarrollo.

200 años han pasado de esa independencia colonial y las áreas de rica biodiversidad de nuestro territorio, han quedado reducidas al 33% de lo que antes era su cobertura natural total.  Ciertamente encontrar el balance entre el crecimiento, bienestar humano y protección natural, es cada día un mayor desafío y requiere de nuevos entendimientos y aplicación del conocimiento para lograrlo; pero no es imposible.


Hoy cuando todo indica que el planeta está superando su capacidad de generación de recursos y de procesamiento de los desechos, hoy cuando la crisis climática obliga ano solo cambiar el discurso sino también las acciones: es cuando ese ¨residuo de nuestros suelos¨ utilizados para el desarrollo, ese 33% de áreas protegidas, debe ser comprendido como el elemento clave para la sustentación de la vida humana como la conocemos, para la generación de los recursos que necesitamos y para la mitigación de los problemas ambientales -que con nuestro hacer- hemos generado.  Ese 33% de áreas protegidas, no son un despropósito del desarrollo, no son suelos ociosos o un obstáculo para el crecimiento moderno; esas áreas son la base del desarrollo que aún no hemos comprendido en su totalidad, su deber ser.  El verdadero despropósito es dárselas a la minería, a la expansión de la frontera agrícola o a la urbanización que malentiende que todo lo que necesitamos está enmarcado sólo en lo que se construye.

200 años después pareciera que volvimos 500 años atrás, donde no comprendíamos que la riqueza que teníamos era mayor que los espejos de intercambio.  Privatizar las tierras nacionales, áreas protegidas, a través de decreto, a modo de edicto real, como en tiempos de la corono; no solo nos pone en retroceso de una gestión moderna y adecuada de los recursos naturales, sino que nos pone en desventaja ambiental y climática; desmejora las condiciones de las poblaciones directamente impactadas y nos desdice como nación por la palabra empeñada y con los compromisos asumidos internacionalmente.  No al retroceso ambiental, No al Decreto 141!


miércoles, 11 de diciembre de 2019

Panamá: 500 años de Construir Ciudad
Revista Mundo Electoral
Octubre 2019


Una reflexión sobre el proceso que ha experimentado la Ciudad de Panamá, a lo largo de sus 500 años de historia desde su fundación.

Entender el camino recorrido, para enfrentar mejor los retos hacia el futuro.
Raisa Banfield

lunes, 12 de agosto de 2019

LA CIUDAD QUE CELEBRA 500 AÑOS

Panamá!

Maqueta de la Primera Ciudad de Panamá, Panamá La Vieja
San Felipe, Ciudad Amurallada

En la cercanía del cumpleaños 500 de la fundación de ciudad Panamá, me envuelve un profundo sentido de  reflexión sobre la ciudad que hemos sido, que somos y que tenemos el potencial de ser.  Ciertamente por casi 4 siglos y medio, fuimos una ciudad de intramuros con un arrabal que la complementaba y una serie de fincas que fueron perfilándose como los nuevos barrios a las afueras de la ciudad.

Mientras que la ciudad de intramuros, se mudaba y reinventaba a través de sus diversos estilos, colonial, francés, norteamericano, mantenía su trazado,escala y su planificación; intercalándose -entre tanto y tanto-incendios y saqueos.  En las afueras la ciudad crecía a veces orgánica e improvisada producto de las migraciones internas y externas, pero a veces con planificación determinada y visión a largo plazo, como la que concibió Belisario Porras en La Exposición.  No obstante debemos reconocer que el vertiginoso crecimiento de la urbe más antigua del pacifico americano, en tierra firme -Panamá- ha ocurrido en los últimos 50 años. 

Ciudad de Panamá en 1960,
fotografía: Panamá Vieja Escuela
En 1960 la ciudad contaba con una población  de 283,000 habitantes, pasando a 800mil hacia finales del siglo XX, para llegar a más de 2 millones en el área, que ahora se proyecta como zona metropolitana. Con el crecimiento poblacional, la crisis económica del primer decenio del siglo XXI en Europa y Estados Unidos, el foco de la inversión internacional más importante en Panamá, además de la ampliación del Canal, era el mercado inmobiliario. Con esto la  transformación del suelo capitalino sufrió cambios dramáticos y muy rápidos. Como ejemplo de ello, los corregimientos  de San Francisco y Bella Vista, fueron el epicentro de esta vorágine. Así, ante nuestros ojos,  veíamos como residencias unifamiliares en lotes de 800 a 1000m2 se convertían en edificios para 200 familias, con una huella de construcción que ocupan todo el terreno, lo que anteriormente eran áreas verdes, jardines o arbolado urbano.  

fotografia: Peter Lievano
El alto poder adquisitivo, la dinámica impuesta por la ampliación del canal y sus nuevas perspectivas, así como la nueva demanda inmobiliaria del turismo de segunda residencia y de corrientes migratorias importantes,  encontraban en nuestra ciudad, sitio seguro para seguir su desarrollo en distintos ámbitos. Sin embargo, la ausencia de planificación con visión a largo plazo, donde la oferta de mercado dispuso  de las áreas donde debía crecer la ciudad, pero sin que el Estado pudiera estar cónsono en inversiones de infraestructuras, saneamiento y agua potable, hacia esos nuevos sitios que ahora consumía nuevo suelo urbano.

Siendo así que ahora ocupamos manglares, bosques de la cuenca del Canal, construimos sobre ríos, afectando sus dinámicas, pero a la vez contaminando sus aguas con el descontrol en el manejo de residuos urbanos. Ante este escenario del primer cuarto de siglo, cuáles son los desafíos y en que debemos enfocar nuestras acciones?

Enfocarnos en ordenar el territorio, determinar la concentración de la huella urbana, aprovechando suelo urbanizado subutilizado para evitar seguir consumiendo suelo de riqueza natural.  Identificados ya los espacios públicos de carácter distrital, generar parques conectores, no solo de gente sino de biodiversidad, amortiguando zonas de conservación.  Equilibrando densidad con intensidad, logrando que las edificaciones acojan más personas, pero no a costa de masificar la ciudad, recuperando y generando espacio que brinde equilibrio entre lo que se construye y los vacíos que quedan para que sean llenados por la gente.  Intensificar las inversiones en movilidad pública, que le da prioridad a la no motorizada, entre los aspectos más relevantes.

San Felipe, fotografía de COPA Airlines
La ciudad ya tiene un plan, que no puede ignorarse, que debe revalidarse y aplicar.  No podemos seguir en los 500 años por venir, con una ciudad que crece a tumbos, por impulsos o por caprichos de un sector, consumiendo suelo y recursos finitos, incrementando crisis climática.  Tiene que ser para todos, inclusiva, con inversiones públicas enfocadas a las áreas de desarrollo y con visión de gestión ambiental integrada como parte de un desarrollo coherente y participativo.  Es la ciudad que debemos y tenemos la responsabilidad de seguir  construyendo, a partir de las bases existentes, la ciudad que cumple 500 años, antigua, moderna, emergente.

domingo, 30 de junio de 2019

EN 5 AÑOS DE 500...

Son muchas las experiencias que se viven en 5 años:  un bebe, aprende a gatear, caminar y hasta llega al preescolar; un pre adolescente se convierte en adulto y termina su ciclo de estudios escolares, un pequeño plantón -con el cuido necesario- se convierte en un arbusto capaz de sobrepasar la adversidad del entorno hasta llegar a ser un árbol.  Pero también en 5 años, se puede transformar una ciudad....

Esa fue la tarea que hace 5 años, me invitó a desarrollar junto a él, José Isabel Blandón.  Era todo un desafío cuando como ciudadanos estábamos acostumbrados a la ciudad agresiva, aspirando a que mejorara, pero sin que nadie quisiera ceder de sus espacios conquistados en su pequeño espacio de ciudad.  Abordar el intrincado tema de las inundaciones, culpándonos unos a otros, sin que nadie fuese responsable; la recuperación del espacio público, la salud y cuido del arbolado urbano; el desarrollo de procesos culturales vistos y entendidos más allá de eventos específicos, sino desde la creación de procesos de pertenencias y empoderamiento social.  Y el principal reto de todos, crear por primera vez desde la autoridad local, el plan de ordenamiento de la ciudad, con  una visión integrada mucho más allá del usualmente entendido "uso de suelo", sino visto desde la gestión ambiental, social, inversión pública, integración de los espacios públicos y de conservación a las áreas desarrollables y con visión de riesgo.  Todo esto y más en un plan de 5 años de gestión , con una proyección a 20 años en la implementación de los diversos proyectos extendidos en el tiempo.



Y así transcurrieron 5 años con el apoyo de muchos aliados locales e internacionales, que atraídos por la capacidad de trabajo y la visión clara, se sumaron en el proceso de transformar nuestra ciudad.  No hubiésemos podido lograr tanto sin ayuda de la cooperación internacional, o los fondos no reembolsables de la banca internacional o el conocimiento técnico y recurso humano de academias, universidades e instituciones de ciencia e investigación.  Sin embargo, considero que de los frutos más valiosos de estos 5 años, construir ciudadanía a través de los procesos de participación y discusión de proyectos, planes de ordenamiento, elaboración de murales artísticos, deliberaciones en presupuestos participativos, fue de los resultados más enriquecedores y estimulantes.  No era fácil someterse cada vez al escrutinio público, a la crítica - a veces respetuosa, a veces no tanto- al cuestionamiento, pero después de superado todo ello,  aunque el proceso no fue fácil, fue altamente enriquecedor y nos dejó avances en la construcción de puentes entre ciudadanos y sus autoridades, entre voluntades y acciones concretas.

Grandes retos aún por atender: la continuidad en el seguimiento a los problemas de riesgos en la ciudad, ya identificadas acciones y soluciones; continuación de la recuperación de espacios públicos, parques, aceras; ampliación de los programas de movilidad no motorizada en la ciudad; implementación de normas que quedan para aprobación del Concejo Municipal y lograr así mayor coherencia entre lo que se planifica y lo que se aprueba en campo; extender el inventario y mantenimiento arbóreo, con el debido reemplazo de las especies más aptas en el desarrollo urbano,  el fortalecimiento del programa Basura0, que pase de proyectos pilotos a la implementación de las políticas y estrategias en los 26 corregimientos; en fin, solo sembramos la semilla, construimos los pilares, afinamos los motores....como se quiera decir, la transformación de la ciudad empezó, debe avanzar y no se puede permitir retroceder.  Además dejamos todo listo para la celebración de 500 años de ciudad, una ciudad multicultural, multiétnica, biodiversa, una ciudad maravillosa.

Luego de 5 años- en los que cumplí 50 y la ciudad cumple 500,  (nada es coincidencia) ...puedo decir que han sido los más desafiantes de mi vida, pero también los más gratificantes.   Me siento profundamente orgullosa y agradecida de haber servido a mi ciudad, a mi país a través del honroso cargo de servidora pública, electa como vicalcaldesa de la ciudad de Panamá.  Gracias a Jose Blandón, por haberme invitado a ser parte de su fórmula con visión de ciudad, a los votantes que depositaron en nosotros la confianza y al trabajo incansable y comprometido de colegas y compañeros de trabajo en esta maravillosa aventura, que nos permitió consolidar a Panamá, como una ciudad más humana, sostenible y global. Gracias Ciudad de Panamá!!

Carta Abierta a Mi Hija (desde un Panamá minero)   Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacier...