Panamá!
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Maqueta de la Primera Ciudad de Panamá, Panamá La Vieja |
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San Felipe, Ciudad Amurallada
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En la cercanía del cumpleaños 500 de la fundación de ciudad Panamá, me envuelve un profundo sentido de reflexión sobre la ciudad que hemos sido, que somos y que tenemos el potencial de ser. Ciertamente por casi 4 siglos y medio, fuimos una ciudad de intramuros con un arrabal que la complementaba y una serie de fincas que fueron perfilándose como los nuevos barrios a las afueras de la ciudad.
Mientras que la ciudad de intramuros, se mudaba y reinventaba a través de sus diversos estilos, colonial, francés, norteamericano, mantenía su trazado,escala y su planificación; intercalándose -entre tanto y tanto-incendios y saqueos. En las afueras la ciudad crecía a veces orgánica e improvisada producto de las migraciones internas y externas, pero a veces con planificación determinada y visión a largo plazo, como la que concibió Belisario Porras en La Exposición. No obstante debemos reconocer que el vertiginoso crecimiento de la urbe más antigua del pacifico americano, en tierra firme -Panamá- ha ocurrido en los últimos 50 años.
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Ciudad de Panamá en 1960,
fotografía: Panamá Vieja Escuela |
En 1960 la ciudad contaba con una población de 283,000 habitantes, pasando a 800mil hacia finales del siglo XX, para llegar a más de 2 millones en el área, que ahora se proyecta como zona metropolitana. Con el crecimiento poblacional, la crisis económica del primer decenio del siglo XXI en Europa y Estados Unidos, el foco de la inversión internacional más importante en Panamá, además de la ampliación del Canal, era el mercado inmobiliario. Con esto la transformación del suelo capitalino sufrió cambios dramáticos y muy rápidos. Como ejemplo de ello, los corregimientos de San Francisco y Bella Vista, fueron el epicentro de esta vorágine. Así, ante nuestros ojos, veíamos como residencias unifamiliares en lotes de 800 a 1000m2 se convertían en edificios para 200 familias, con una huella de construcción que ocupan todo el terreno, lo que anteriormente eran áreas verdes, jardines o arbolado urbano.
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fotografia: Peter Lievano |
El alto poder adquisitivo, la dinámica impuesta por la ampliación del canal y sus nuevas perspectivas, así como la nueva demanda inmobiliaria del turismo de segunda residencia y de corrientes migratorias importantes, encontraban en nuestra ciudad, sitio seguro para seguir su desarrollo en distintos ámbitos. Sin embargo, la ausencia de planificación con visión a largo plazo, donde la oferta de mercado dispuso de las áreas donde debía crecer la ciudad, pero sin que el Estado pudiera estar cónsono en inversiones de infraestructuras, saneamiento y agua potable, hacia esos nuevos sitios que ahora consumía nuevo suelo urbano.
Siendo así que ahora ocupamos manglares, bosques de la cuenca del Canal, construimos sobre ríos, afectando sus dinámicas, pero a la vez contaminando sus aguas con el descontrol en el manejo de residuos urbanos. Ante este escenario del primer cuarto de siglo, cuáles son los desafíos y en que debemos enfocar nuestras acciones?
Enfocarnos en ordenar el territorio, determinar la concentración de la huella urbana, aprovechando suelo urbanizado subutilizado para evitar seguir consumiendo suelo de riqueza natural. Identificados ya los espacios públicos de carácter distrital, generar parques conectores, no solo de gente sino de biodiversidad, amortiguando zonas de conservación. Equilibrando densidad con intensidad, logrando que las edificaciones acojan más personas, pero no a costa de masificar la ciudad, recuperando y generando espacio que brinde equilibrio entre lo que se construye y los vacíos que quedan para que sean llenados por la gente. Intensificar las inversiones en movilidad pública, que le da prioridad a la no motorizada, entre los aspectos más relevantes.
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San Felipe, fotografía de COPA Airlines |
La ciudad ya tiene un plan, que no puede ignorarse, que debe revalidarse y aplicar. No podemos seguir en los 500 años por venir, con una ciudad que crece a tumbos, por impulsos o por caprichos de un sector, consumiendo suelo y recursos finitos, incrementando crisis climática. Tiene que ser para todos, inclusiva, con inversiones públicas enfocadas a las áreas de desarrollo y con visión de gestión ambiental integrada como parte de un desarrollo coherente y participativo. Es la ciudad que debemos y tenemos la responsabilidad de seguir construyendo, a partir de las bases existentes, la ciudad que cumple 500 años, antigua, moderna, emergente.
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