miércoles, 22 de abril de 2020

LA TIERRA CELEBRÓ, COMO LE DIO LA GANA


Día de la Tierra 2020 


Por primera vez desde que se estableció la conmemoración del Día de La Tierra en 1970, es el mismo planeta el que toma la iniciativa para que lo celebremos con acciones.

Este año en celebración del Día de la Tierra no veremos murales en las escuelas porque están cerradas, no habrán congresos, ni reuniones que impliquen que corramos de un punto a otro- en nuestro auto- para llegar a la celebración; no firmaremos convenios ni acuerdos ambientales, tampoco habrán actividades de reforestación, ni de reciclaje simplemente porque la vida, como la conocimos se detuvo.  Esa vida de “corre corre”, que hacÍa una pausa para celebrar la tierra cada 22 de abril, ahora está en pausa y la Tierra celebra.

Ahora hemos tenido semanas para experimentar el canto de los pájaros porque ya no escuchamos el ruido de los autos; por días hemos apreciado los cielos despejados porque ya no hay maquinarias e industrias tirando grandes cantidades de humo.  Ahora vemos las especies que viven en nuestros vecinos bosques urbanos, porque ya no hay sierras talando sus hábitats.  

Creo que esta es la celebración más real que ha tenido el planeta desde el primer día de la tierra, cuando se estableció como premisa que teníamos que tomar acciones a favor del planeta; a falta de ellas o en consecuencia de nuestras acciones adversas, el planeta tomó las propias y la naturaleza celebró

Luego de esta pandemia, entendida la lección, debemos ser nosotros quienes le demos seguimiento a las prácticas que nos ayuden a restaurar hábitats, a recuperar ríos, a descontaminar el cielo y poder decir como la madre naturaleza hoy:  Felíz Día de la Tierra

viernes, 3 de abril de 2020

EL MUNDO SE DETUVO Y LA TIERRA RESPIRÓ

Somos la especie más vulnerable ante los cambios del planeta....



Las noticias más recientes exponían la preocupación de expertos sobre la intensidad con la que los niveles de contaminación ambiental se incrementaban, la realidad iba mucho más allá de los pronósticos y por tanto estábamos alcanzando puntos de no retorno, antes de lo esperado.  Miles de toneladas de plásticos en ríos, altos niveles de contaminación de aire, particularmente en las urbes más pobladas e industrializadas; grandes pérdidas en biodiversidad por deforestación y los cada vez más comunes, incendios forestales. En fin, los escenarios no eran alentadores y los cambios que los múltiples acuerdos, productos de las diversas Cumbres del Clima, promovidas por Naciones Unidas, no llevaban la velocidad en las acciones que las circunstancias climáticas exigían; esto alegando, en muchos de los casos, que implicaba cambios en el modelo económico devastadores e imposibles de asumir por las potencias globales.


¿Y que viene sucediendo solo desde hace 3 meses?  Los escenarios son totalmente lo contrario a lo anterior; niveles de contaminación del aire que han caído a los de hace 50 años en importantes ciudades europeas y asiáticas, los canales de Venecia vuelven a correr limpios y con vida; los animales de los entornos naturales, entran confiados en áreas urbanas,  y pareciera que el planeta no habría tenido mejores indicadores de recuperación desde mediados del siglo XX hasta la fecha. La ironía de esto es que un virus respiratorio que ataca a la raza humana, ha forzado a que detengamos nuestro intenso ritmo de vida y como efecto colateral le ha permitido al planeta respirar.


Lo imposible sucedió: Se detuvieron los carros, se estacionaron los aviones, se paró la tala y la construcción. Las escuelas se cerraron, los centros comerciales se vaciaron; el mundo se detuvo.  La raza humana para protegerse, se ha visto obligada a hacer lo que hace tres escasos meses parecía imposible: dejar de vivir de la manera acelerada como vivía. Cambiar un viaje para un congreso, a una reunión por zoom;  dejar de trabajar 14 horas en una oficina, para teletrabajar desde su hogar algunas horas al día; dejar de hacer filas larguísimas para pagar un compromiso con una institución del Estado, que hasta hace pocos días no había forma de pagarla en línea.  Se pospuso todo, todo dejó de tener la urgencia e impostergabilidad que parecía tener. Todo esto, creo que nos hace comprender que si por obligación –de vida o muerte- ha sido posible cambiar de un momento a otro de estilo de vida y seguir viviendo, seguramente de forma menos abrupta, más planificada y adecuadas para garantizar sostenibilidad económica y calidad de vida,  podremos hacerlo para salvar al planeta y de paso la vida humana en un plazo más mediato.  


La urgencia sanitaria también nos ha enseñado, el valor del espacio que habitamos, que pueda integrarse con el exterior, dejarle ventanas y balcones para que el aire entre y podamos de alguna forma interactuar con el de fuera; que las aceras y los espacios públicos sea generosos, que por si nos encontramos en ellos, sean espacios dignos y nos permitan guardar distancias si las circunstancias así nos lo exigen; que la producción agrícola no es un renglón económico pasado de moda y que los alimentos que producen nuestras comunidades rurales, son garantía -ante crisis sanitarias internacionales- de que no nos quedemos sin comida.  Esta crisis nos enseña que los espacios boscosos o zonas verdes, no son espacios subutilizados del desarrollo, son desarrollo en sí mismos, en la medida que nos protegen, que son barreras y pulmones, aliviadores de del individualismo enclaustrado, un espacio hacia la conexión con nuestra Madre Tierra.


Muchas lecciones nos deja este virus que impide respirar a los humanos, pero que ha permitido respirar al planeta y nos deja ver que para sobrevivir en él, tendremos que cambiar sí o sí, nuestra forma de vivir, de movernos, producir e interrelacionarnos.  Pero la lección más importante que nos deja: es que el mundo no tiene fronteras es la casa de todos y lo que pasa en China, tarde o temprano, me afectará en Panamá. Entonces si no es por altruismo, aunque sea por egoísmo, pensemos qué más podemos hacer para cohabitar mejor en nuestro planeta.

jueves, 2 de enero de 2020

AGRADECIMIENTO

Agradecida:
Por el año que termina y el nuevo que inicia, pero también por la década que cierra un ciclo que destruyó y reconstruyó los cimientos de mi vida
Agradecida por las puertas que se cerraron, porque me llevaron a aquellas que se abrieron y  me permitieron trazar un nuevo camino.
Agradecida porque tuve el privilegio de dedicar la mitad de la década al servicio de mi ciudad y recibir a cambio un profundo aprendizaje de nuestra gente y sus comunidades.
Agradecida por los logros de mis hijos: Terminando estudios y logrando metas
Agradecida por los proyectos que no prosperaron, porque me enseñaron a corregir y recomenzar
Agradecida por los que me adversaron y me atacaron, me hicieron más fuerte y más sabia
Agradecida por los que me apoyaron y alentaron en medio de las dificultades, me enseñaron el valor de la amistad puesta a prueba
Agradecida por la familia, la insuperable fuerza protectora y consejera
Agradecida por el amor con creces y más alla de las diferencias
Agradecida de por
poder ser, estar y amar

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Panamá: 500 años de Construir Ciudad
Revista Mundo Electoral
Octubre 2019


Una reflexión sobre el proceso que ha experimentado la Ciudad de Panamá, a lo largo de sus 500 años de historia desde su fundación.

Entender el camino recorrido, para enfrentar mejor los retos hacia el futuro.
Raisa Banfield

lunes, 26 de agosto de 2019

Y SI SE ROMPE EL PUENTE, ¿QUE HACEMOS?

Foto: Amazonas en Llamas- imagen de NetTV 23-8-2109

La riqueza natural planetaria está amenazada por la pérdida de sus bosques;no podemos mirar solo a Brasil, en Panamá, puente del mundo, la biodiversidad se empieza a desconectar

El mundo entero ha contemplado, casi petrificado, el incendio del bosque amazónico brasileño. Con profundo sentido de impotencia y frustración, hemos sido testigos de como se incineran miles de hectáreas, ante acusaciones por parte del presidente Bolsonaro, más que acciones concretas para contrarrestarlo.  Estos bosques tropicales son considerados el pulmón del mundo,  porque siendo que ésta franja localizada entre el trópico de Cancer y Capricornio y que hace miles de años cubría el 12% del globo y hoy que cubren no mas del 5%, alberga el 50% de la biodiversidad del planeta, es gran generadora de oxigeno  y receptora importante de CO2.  El 25% de éstas selvas, se localizan en Brasil, siendo ésta la masa boscosa tropical más grande del mundo.


 Pero mientras esto pasa en Brasil, también se queman bosques en Las Canarias, en Siberia y otros muchos focos en el mundo, que no por menos importantes, es menos preocupante ver como se pierden estos irremplazables ecosistemas.  Para el año 2017, según la organización Global Forest Watch se perdieron 15.8 millones de hectáreas boscosas en el planeta.  Eso equivale a dos veces el tamaño de Panamá.  Y sucede por quemas, sí, en su mayoría, pero el incendio es solo la vía para:  extender la frontera agrícola-normalmente para monocultivos-para construcción inmobiliaria, industrial de diversa índole, para transformación de suelos boscosos a "productivos" mal entendiendo que al ser boscosos, no son "producen".  Mientras en realidad están produciendo: agua, oxígeno, biodiverisidad, captura de carbono para el planeta entero.

Panamá es parte de este gran problema, porque en los últimos 60 años, ha perdido más del 50% de sus bosques.  A falta de una política ambiental que priorice riquezas naturales por encima de industrias extractivas o de una insostenible política agrícola, o ante la falta de entendimiento entre la necesidad de convivencia entre lo urbano y lo natural, perdemos indiscriminadamente bosques;  mientras tratamos de reforestar no con mucho éxito en el resultado y el tiempo.  Recientemente la Revista" Scientific American"  Publicó:  Panama Risks Becoming a Broken Link in an Intercontinental Wildlife Route.  

Esto se traduce en que los riesgos ambientales de Panamá, amenazan con romper el puente, que desde hace 3 millones de años ha conectado la biodiversidad del norte y el sur del continente.  Perdiendo con esto nuestra originaria -a mi parecer- más importante vocación de conectividad planetaria, la que transformó el mundo al conectar el norte y sur americano.
Foto: FAO Deforestación
en Panamá



La fragmentación boscosa impide que las especies migren en busca de alimento, de  mejores climas y para su natural apareamiento. Los expone al temor humano cuando invaden áreas urbanizadas a la muerte, los aísla en parches de bosque lo que al final se traduce en la extinción de muchas especies que conocemos.  Pero esto no solo está pasando en las selvas del Darién, en donde se están perdiendo cerca de 8.1 hectáreas diarias, según la publicación de La Prensa de hoy 26 de agosto, también se están perdiendo los bosques del área canalera por decisiones atomizadas, logísticas, urbanísticas, económicas, pero sin la mirada integral de la necesaria protección de nuestras selvas.

Foto: Laurentino Cortizo en Twitter Noviembre 2018




Qué hacemos?  Protestamos en Brasil? Nos amarramos a los arboles del Darién? Cerramos las calles en el área del Canal?.... 

Ninguna acción que evidencie el problema y demande acciones de autoridades  y actores claves, se puede descartar; pero no nos podemos contentar con eso.  Debemos actuar individual/colectivamente:  Reduciendo consumo de carne, consumiendo productos locales, mientras más cerca de nuestro centro urbano, mejor y si los podemos producir en casa, excelente!.  Caminando más, eliminando el plástico desechable, evaluando donde compramos la nueva casa que su construcción, implicó la tala de otro bosque; reduciendo nuestra adquisición de metales preciosos.   Sembremos, pero también contribuyamos a detener la deforestación, reciclemos y reduzcamos el consumo de los inservibles....Todo, todo lo que hagamos cuenta, porque somos los consumidores y la forma en que consumimos, lo que determina el que el mercado siga ofreciéndonos "espejo a cambio de oro", es decir, cambiándonos riqueza natural por depredación.  


Nuestras acciones individuales sumadas cuentan y obligan políticas de Estado más consolas con la realidad, nuestras acciones conscientes evitan que políticos desconocedores de los problemas climáticos, sigan impulsando Políticas desfasadas que ya no son acordes a la realidad planetaria y a la adaptación de la economía a la adaptación climática.  

Estemos todos claros, que el que está en peligro NO es el planeta, éste continuará sin nosotros; somos la raza humana, la que está en peligro de extinción. Entonces, ¿qué hacemos?

Carta Abierta a Mi Hija (desde un Panamá minero)   Recuerdo como si fuera ayer, como me afané en que todo estuviese listo para cuando nacier...